domingo, 6 de enero de 2013

Pincelazadas del nuevo Dépor

Una victoria trajeron por adelantado ayer los Reyes a Riazor. Al margen de los imprescindibles tres puntos, hubo muchas cosas sobre el césped del estadio coruñés y algunas de ellas dan pistas del nuevo Dépor de Domingos Paciencia. Que, dicho sea de paso, tuvo un detalle de diez con su antecesor al reconocer que en "cuatro días" de entrenamiento no se podían hacer milagros y parte del mérito del camino andado era de José Luis Oltra. De agradecer el caballeroso gesto del luso. 

Un preparador al que no se le cayeron los anillos para cambiar a Aythami por Bruno cuando el Málaga comenzó a colgar balones al área, esperanzado en que alguno terminará en la cabeza de Roque Santacruz. Defensa de cinco para asegurarse un triunfo, pragmatismo sin paliativos. Había escuchado y/o leído estos días que los equipos de Domingos se caracterizaban por jugar a la contra y cerrar líneas. Pero ayer vimos a un Deportivo que también tuvo la posesión, supo mover el balón con bastante criterio y buscó los espacios. Presión en su justa medida para no romper el esquema y esbozos de una mayor contudencia ofensiva (aunque Buonanotte estuvo a punto de dar un susto). Un trivote, con André Santos convertido en el perro de presa de Camacho, y un trabajo en la medular que ahogó la creacción de juego del conjunto de Pellegrini, que sufre sin el balón sobre todo a la contra, ya que acumula menos hombres atrás. 

Ganó la pizarra de Paciencia a la del Ingeniero, que justificó el feo gesto del Málaga cuando no devolvió el balón alegando que los jugadores del Deportivo "se tiraban todo el tiempo". Un conjunto andaluz que no fue el mismo, donde Joaquín tuvo en sus botas la ocasión más clara pero Aranzubia frustó su disparo, con un Isco que no asomó por Riazor con el peligro que suele atesorar y con un Saviola que no encontró los espacios ni la velocidad necesaria para inquietar a los blanquiazules. Un grupo que ha vivido un fin de año complicado con la salida de Oltra, un técnico con el que habían vivido "un año fantástico", según reconocía Aranzubia ayer en El Larguero. 

Al final, una victoria festejada con rabia en el banquillo Especialmente significativos los abrazos entre los jugadores suplentes, entre utilleros, preparadores...

¡Cuanta falta hacía el triunfo!

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