Hola a todos!
Os adjunto mis últimos dos artículos del Dxtcampeón, siento la falta de actualización, fueron semanas intensas.
Respeto
No tuvieron mucho los dirigentes
del Mallorca con José Luis Oltra en lo referente a su destitución. Tras
confirmarse su despido verbal y anunciarse su sustituto, Lluís Carreras, y cancelado el entrenamiento
del martes, todo dio un giro digno del mayor guión hollywoodiense. Mientras el
agente de Carreras esperaba acontecimientos, ya se sabe que las cosas de
Palacio van despacio, la sesión de trabajo finalmente se confirmaba, y con el
entrenador valeciano todavía a los mandos.
Complicado imaginar los
sentimientos encontrados de un preparador con ya los dos pies fuera del club
bermellón y que seguía al frente de una plantilla a la que probablemente unas
horas después diría adiós. Oltra comentó después en un conocido programa
radiofónico que le habían recomendado sus asesores seguir entrenando y no
ausentarse del puesto de trabajo que, en cierto modo, seguía teniendo. No
obstante, la profesionalidad del entrenador contrasta con la chapuza orquestada
por Serra Ferrer y compañía. Y es que hasta para despedir hay que ser elegante
en esta vida.
Al margen de los malos números, 9
victorias, 9 derrotas y el mismo número de empates, a Oltra parece haberle
tocado la china en lo que respecta a la salida de los clubes. Con el Deportivo
tuvo que adelantar en un día su regreso de las vacaciones de Navidad para
recibir la carta de despido de la mano de Augusto César Lendoiro. Literalmente
no se comió las uvas, aunque por un día. El ya expresidente era tasador incluso
en eso.
No hay que remontarse a campañas
pasadas para comprobar que la falta de respeto hacia los entrenadores es una
constante en el deporte rey, que parece tener especial predilección en poner la
espada de Dámocles encima de los técnicos. Bochornoso el escrutinio al que se
sometió a Djukic, con Franciso Pérez Rufete escudriñando todos los movimientos
del serbio durante una sesión de trabajo. Amadeo Salvo lo había ratificado en
el cargo, lo que en lenguaje futbolístico quiere decir que estaba ya
prácticamente fuera del conjunto ché. Djukic ya es historia en el Valencia y algunos
como Mathieu dicen que ahora sí tienen “un equipo de verdad”. Un pulla más para
el entrenador, para que la meta en su mochila, aunque algunos deben de pensar que
las espaldas de los técnicos pueden con lo que les echen.
Todos pueden opinar sobre su
cometido: jugadores, dirigentes del club, periodistas, tertulianos, aficionados.
Cuando ganan lo hace el equipo, cuando pierden es por culpa de su mala
dirección, que puede ser, pero… ¿no deberían repartirse de otra forma los
méritos? Salen a sala de prensa a dar explicaciones de por qué han tomado una
decisión y no otra, de por qué han empleado ese planteamiento técnico, de por
qué no han traído el polo de la buena suerte. Bueno, esa pregunta no. ¡Al
tiempo!
A veces creo que los periodistas
somos un poco atrevidos con nuestras preguntas. Personalmente no tengo el
título de entrenadora como para debatir posicionamientos de jugadores en el
campo o el porqué de un cambio. Y poniéndome en el lugar de los técnicos, sería
como si ellos me inquiriesen sobre el porqué de un titular o unas comillas,
cosa que dicha sea de paso, nunca me ha ocurrido. La presión que soportan puede
que les vaya en el sueldo, pero hay algo que no tiene precio y es el respeto
que merecen, independientemente de que guste o no el técnico. Y de eso
últimamente el fútbol español no va precisamente sobrado.
Padres y deporte
Complicado binomio el de los
progenitores con el deporte, más concretamente con el que practican sus hijos.
Porque no hay nada más común que ver en la banda a aspirantes de entrenadores
dando lecciones a sus hijos mientras su propio técnico hace lo propio desde la
banda. Son una especie que impone un nivel de exigencia a su prole más propia
del deporte profesional que de una actividad que a fin de cuentas es de
formación, y sobre todo, que busca que el chaval se divierta.
Por desgracia, algunos deciden
coger el camino de en medio. Este fin de semana una localidad coruñesa fue tristemente
colocada en el mapa debido a un incidente de índole racista durante un
encuentro de benjamines, niños menores de diez años para ponernos en situación.
Un aficionado profirió comentarios sobre el color de piel de uno de los
jugadores con la consiguiente posterior multa para el equipo visitante, del que
al parecer era seguidor. Nunca fui testigo de algo así, pero sí que he vivido
desde dentro el fútbol base y no se escuchan precisamente lindezas en las
gradas. Confrontación con la hinchada rival, con el árbitro, con el entrenador
porque no saca a mi hijo, con los jugadores del equipo contrario por las
faltas… El caso es quedarse a gusto. Algunos deberían convalidar la presencia
de encuentros con la terapia con el psicoanalista. Dudo que queden más a gusto
que después de estar sentados en el diván.
Son esos mismos abnegados padres
a los que luego les sobreviene la pereza y un domingo por la mañana deciden dejar
tirado al equipo en el que milita su hijo, muchas veces poniéndolo de excusa.
“Es que está cansado, le duelen los pies, le pesan las zapatillas (verídico)” y
demás retahíla de motivos a cada cual más imaginativo de los progenitores. Se
olvidan de que su hijo no juega a un deporte individual, sino que forma parte
de un grupo y que su ausencia repercute en todo el equipo.
Curiosamente son muchas veces
esos mismos padres y madres los que luego protestan por lo poco que juega, por
los planteamientos del técnico o por cualquier cosa digna de ser comentada, y
mejor si es haciéndose notar y a gritos. Padres que ven en sus hijos la
realización de sus sueños no cumplidos, que vuelcan sus frustraciones en la
espalda de los entrenadores, que bien pueden con sus improperios, y que al
final pierden de vista la perspectiva del deporte como aprendizaje y educación
en valores.
Quizá todo se resuma en las premisas
de la psicóloga Patricia Ramírez “Tú no eres el entrenador”: Recuerda porqué tu
hijo hace deporte, no des directrices, da apoyo, deja que decida, no presiones
ni des gritos, no hables mal de sus compañeros, no desacredites al entrenador y
ANIMA SIEMPRE, independientemente del resultado.
Un saludo!!!