miércoles, 29 de abril de 2015

Antiguos artículos Dxtcampeón II

Os dejo también mi artículo del Dxtcampeón del pasado 12 de abril

Saber Perder



El deporte siempre tiene vencedores y vencidos, se gana o se pierde, alegría o tristeza. Tan importante es saber estar en un bando como en otro, porque todos los deportistas saben que ni victorias ni derrotas son definitivas, por lo que es necesario saber moverse en las dos aguas. Generalmente, el tránsito por el río de la victoria está lleno de emociones, que van desde la euforia desaforada hasta la contención. Es complicado no echar las campanas al vuelo, creerse más de lo que uno es. Es sencillo verlo todo con un cristal rosa que distorsiona, es fácil cruzar el río envuelto en un aura de superioridad, que hace que olvides que hay que seguir remando.

Saber ganar es complicado, pero… ¿y saber perder? En una sociedad en la que parece que hay que tenerlo todo para ser feliz, sea pareja, una casa, coche o el último gadget tecnólogico, ¿cómo inculcar el necesario sentimiento de aprendizaje en la derrota? ¿Cómo enseñar a los niños, que han crecido en una sociedad que les incita a tener todo lo que piden y a padres que creen que deben cumplir todos sus caprichos, a vivir con el sentimiento de derrota? No a veces se consigue lo que se quiere, ni en el deporte, ni en la vida. Hay pérdida, hay decepción, hay malos momentos, hay veces que hay que apretar los dientes y seguir. 

No hay que enfadarse contra el mundo, ni buscar culpables. Hay partidos de fútbol, de baloncesto, de tenis… en los que los deportistas se quedan con la sensación de injusticia. Dando todo lo que tienen, hasta la última gota de sudor, no ganan. Enseñar a vivir con la frustración que puede traer como regalo la derrota es una digestión pesada de asumir pero necesaria de metabolizar. Cada día vemos como muchos deportistas, profesionales y amateur, digieren mal la derrota: aspavientos, malas caras, reproches a compañeros, a árbitros…Acrecentando ya de por si el mal cuerpo que deja perder.

Pero, se aprende más de una derrota que de cien victorias, y éstas son siempre una oportunidad para mirar en qué se pudo fallar y mejorar. Todo lo contrario que los triunfos, que suelen carecer de autocrítica.

Antiguos artículos Dxtcampeón I

Hola a todos!

Os dejo el artículo de la semana pasada sobre la Maratón de #Coruña42

Quiero ser maratoniana



Desde primeras horas ya en pie, incluso antes de que asomasen los primeros rayo del sol. Con todo preparado sobre la silla de la habitación, perfectamente doblado y dispuesto. Desayuno con tiempo, saboreando el momento, consciente del gran día que espera por delante y que exige cargarse de energía.

La familia todavía descansa o se ha levantado para desear suerte al papá o la mamá que como buen valiente se va al campo de batalla. Acordado el sitio donde éstos se ubicarán, salida hacia las inmediaciones de carrera. Ambiente runner, abrazos, risas, nervios, calentamiento, estiramientos de piernas, inspiraciones y expiraciones, contando los minutos que no pasan hasta que llega el momento de colocarse en el cajón de salida.

Miles de sensaciones encontradas: los meses de preparación después o antes del trabajo, corriendo contra las adversidades que lastran las piernas, con la familia apoyando y ayudando a conciliar, los kilómetros acumulados en la mochila…y todo se reduce a ese momento. Prepararse, apretar los dientes, mirad hacia un lado y el otro y ver a compañeros de viaje, con sueños similares, con otros, con promesas por cumplir, con deudas que saldar, con cuentas que pagar…

Y suena el pistoletazo de salida y van pasando los kilómetros. Y volar sobre el asfalto es lo soñado y quizá ocurre. Pero entonces llega él, con su mazo, ese muro temible que hace que las piernas flaqueen. Pero cuando más difícil se ve llegan también los ánimos, no sólo del público, también de ellos, de los que siempre te han apoyado, en el kilómetro acordado, dejándose la voz con sus arengas. Y las piernas responden para llevarte en volandas hasta la meta.

Cada uno lo celebra, desde el primero  hasta el último, no hay ganadores ni vencidos,  sólo héroes que cumplen sus sueños, personas que explotan de felicidad una vez que cruzan la meta. Es inexplicable describir sus sonrisas, sus gritos de rabia, sus puños en alto. Sólo ellos pueden explicar lo que sienten, el cóctel de emociones que como una descarga les recorre todo el cuerpo.

Pero desde la distancia, desde mi puesto de observadora, siento una sana envidia por esa sensación plena de felicidad que deben de sentir y es inevitable decirse alguna vez a si mismo, aunque sólo sea por un momento, por  un instante, para experimentar eso una vez en la vida: Quiero ser maratoniana.

Deporte solidario, mi artículo para el @dxtcampeon

Hola a todos!

Con algo de retraso os dejo mi artículo de esta semana en Dxtcampeón. Imposible publicar antes debido al trabajo y ahora aprovechando el intermedio del partido del Deportivo. Una pena lo que está pasando en Elche...

Deporte Solidario


Más allá de victorias y derrotas, hay un deporte en el que todos ganamos: aquel que es solidario. Cuando la motivación es ayudar, colaborar con una causa, dar aliento al que lo necesita, recaudar fondos, alimentos, kilos de felicidad, es entonces cuando las personas sacan lo mejor de sí mismas.

El poder del deporte, que Mandela ya sabía que podía cambiar el mundo, es tan grande como la determinación de todas aquellas personas que forman parte de él. Su capacidad de unión, de hacer a alguien parte de un colectivo, se une a la premisa de que, gracias a muchas personas haciendo pequeñas acciones en diferentes partes del mundo éste se puede cambiar y transformar.

Afortunadamente hoy en día, y pese a la actual coyuntura, este tipo de eventos se multiplican y arrastran a miles de personas que destinan su tiempo y energías en organizarlos y llevarlos a la práctica de forma diligente. Y les respaldan todas aquellas personas que colaboran y disfrutan con ellos, que a la par de que practican un estilo de vida sana aportan su granito de arena solidario.

Hay veces que lo más importante no es un crono ni un tiempo, sino llegar a meta todos juntos. Ese deporte que nace del corazón, que huye de la competitividad y que sólo busca que la gente disfrute y sea feliz está en auge. En momentos complicados, las personas sacan lo mejor de sí mismas, las fuerzas, las ganas y todo lo que tienen y no tienen, así de complejos y maravillosos somos los seres humanos.

 El otro deporte, el que habla de derrotas y victorias, de partidos vitales, de ahora o nunca, del ahora hay que “dejarse la piel” en la cancha, ese está bien. Pero cuando has probado ambos, opinión personal, me quedo con el primero, aunque ame al segundo. No porque no disfrute con la adrenalina de la competición, con las victorias sea feliz y con las derrotas aprenda, no porque no reconozca lo gratificante de sentirse parte de un grupo, o celebrar los triunfos individuales cuando practiques deportes que no implican a un equipo. Escojo el deporte solidario porque con él, pase lo que pase, y hagas lo que hagas, siempre ganas y nunca hay vencedores ni vencidos. Y vosotros, ¿cuál preferís?

lunes, 6 de abril de 2015

¿Y si nos cansamos de ganar? Mi artículo en @dxtcampeon

Buenas noches!

Os dejo mi artículo de esta demana en Dxtcampeón sobre los cantos apoteósicos de la caída en desgracia del deporte español.



¿Y si nos cansamos de ganar?

El deporte español está de capa caída dicen los grandes rotativos deportivos extranjeros y algunos patrios. Especialmente llamativo era un reportaje que dedicaba a este tema un programa “deportivo”, aunque sólo hable de fútbol, durante la sobremesa. La selección española de fútbol, la ‘Roja’ como la acuñó hace años un periódico, no levanta cabeza por muchos experimentos con gaseosa que haga Del Bosque. En la de baloncesto, todavía escuece el sonrojo de la participación en el Mundial celebrado en España, nuestro mayor medallista de la historia de los Juegos, David Cal, se baja antes de la última estación, Río 2016, Fernando Alonso no levanta cabeza en su nueva escudería, Rafa Nadal hinca la rodilla ante Verdasco y reconoce que mentalmente no está bien.

Grandilocuentes titulares. ¿Qué le pasa a España? Música de fondo de juicio final, imágenes que se superponen mostrando todas las caras de la derrota, aunque digan que el fracaso es huérfano y la victoria tiene muchos padres. Y hablan de una nueva hornada de deportistas que vienen a tomar el relevo, como contrapunto a glorias que parece que están en su ocaso. Hablan del patinador Javier Fernández, de Gómez Noya, más que contrastado su palmarés como para llamarlo promesa, y de otros nuevos nombres de los que sólo nos acordamos cuando ganan algo que no pueden tapar los hat trick de CR7.

Pero no hablan de lo que cuesta a cada deportista lograr las medallas y los títulos. Que se lo pregunten a Mireia Belmonte y su viaje en autobús de nueve horas de Eindhoven a Berlín para volver a España con un récord del mundo debajo del brazo. Tampoco de que el plusmarquista mundial de 50 mariposa, Rafael Muñoz, sigue a día de hoy sin percibir una Beca ADO. O las dudas de Castillejo tras lograr la mínima para el Mundial en el Maratón de Barcelona, ya que el desembolso en esta prueba hace que “hipoteques bastantes competiciones” según sus palabras.

Sí que hablan de nivel de exigencia, se pone el grito en el cielo si no se consigue lo que realmente se espera de ellos. ¿Y si se han cansado de ganar para que el aplauso se termine en cuanto levantan la copa? ¿Y si la cercanía y las facilidades que cacarean los responsables federativos desaparecen cuando terminan los flashes de las cámaras? ¿Y si sólo se pide y nunca se da? La soledad de los deportistas en el ciclo olímpico se contrapone al foco mediático que se cierne sobre ellos en los Juegos. Todo lo que no sea ganar es un fracaso, como si antes alguien se hubiese molestado en andar con ellos el camino.

Cada medalla, cada título que consiguen es una hazaña, no el cumplimiento de una exigencia autoimpuesta desde fuera por todos los que nos creemos con derecho a pedir resultados a los deportistas sin saber lo que cuestan. 

Feliz lunes!