Hola a todos!
Os dejo mi artículo de hoy en el DxtCampeón. Espero que os guste.
Un saludo!
La caída de los gigantes
Desde las alturas es complicado a
veces ver con perspectiva, puede cegarnos la cercanía con el sol y terminar
quemándonos como modernos Ícaros. Demasiado se acercó Allen Iverson al astro
rey, que lo devuelve de nuevo a la Tierra. El anuncio de su retirada no ha sido
ninguna sorpresa tras sus últimos errantes años entre la Liga Turca con el
Besiktas y su frustrado intento de regreso a la NBA, que había abandonado en
2010.
Su “gran aventura”, como
describió el jugador nacido en Virginia hace 38 años, finalizó. Un deporte, el
baloncesto, al que reconoció que le dio “todo”, aunque en el camino perdió “el
deseo de jugar”. Una controvertida carrera de catorce años del que había sido
hasta en once ocasiones All Star y en
la que, además de Philadelphia 76ers, también incluyó su paso por Denver,
Detroit y Memphis. Su nombre, antes asociado a Rookie del año (1996-97) en su primera campaña en la NBA, o a su
galardón de MVP en el curso 2000-01,
era sinónimo en los últimos tiempos de asuntos turbios.
Ahora, tras haber dilapidado su
inmensa fortuna, Iverson se une a la lista de deportistas que lo tuvieron todo
pero que terminaron ahogándose en su propio éxito. ¿Quién no recuerda a Marion
Jones, colgándose tres oros en Sidney 2000? Luego vendrían las lágrimas, el
arrepentimiento, y medio año en la cárcel y dos de libertad provisional. ¿O a
Jason Caffey, fiel compañero de Michael Jordan en la época más gloriosa de los
Chicago Bulls, actualmente arruinado? El excampeón Mundial de pesos pesados
Mike Tyson, los jugadores de baloncesto Scottie Pippen o Charles Barkley o Jack
Black, de los Red Sox, entre otros muchos.
¿Por qué leyendas vivas del
deporte zanjan así una carrera de éxitos?
¿En qué momento el sol les ciega? El dinero, sobre todo en astronómicas
cantidades, nubla la mente y no es sencillo administrar grandes fortunas con la
tentación que supone el gasto. Personas que revolotean, cual moscas sobre la
miel, alrededor de estas personas, gente interesada que gestiona su dinero o
simplemente la imposibilidad de muchos de estos deportistas de decir “no”.
El deporte a esa escala ya no es
sólo deporte, es un evento en el que hay mucho dinero en juego. Los que los
practican son la imagen de las grandes marcas, sus movimientos se escudriñan al
detalle, se copian sus estilismos, se compran sus camisetas y se imitan sus
gestos técnicos. El deportista es un ejemplo y esa presión social sobre sus
hombros puede terminar destrozándole. Y así es como sucede que estos gigantes,
con pies de barro, terminan por desgracia consumiéndose por ese sol que tanto
calor les brindó y que durante su viaje les iluminó el sendero. Hasta que la
luz se extinguió y la cercanía con la estrella les hizo descender sin
paracaídas que mitigase la caída.
Hay redención pero no
arrepentimiento para estos campeones, que ven en sus errores también los
motivos que les han llevado al momento presente. Así, al menos, lo enfoca
Iverson: “¿Volvería a cambiar algo? No. Mi carrera fue hacia arriba, y hacia
abajo. Cometí un montón de errores, un montón de cosas de las que no estoy
orgulloso". Gigantes caídos pero que, aunque ya volviendo a pisar tierra
firme, seguirán brillando.