Pasó el partido, ganó el Real Madrid, Arbeloa marcó pero sin duda la anécdota fueron las caretas de Cristiano Ronaldo, inquietante iniciativa de la casa blanca el día que su estrella, jugador franquicia y esperanzador aspirante a Balón de Oro estaba en la grada.
Al margen de lo extraño de la medida, el caso es que el conjunto blanco rompió con la hasta ahora mesura que había demostrado a la hora de lanzar a la palestra a su, otrora ganador, y ahora segundo en la lucha por el esférico dorado. Oliendo la sangre al ver al Messi menos letal y ahora lesionado, la maquinaria merengue se ha puesto manos a la obra para encumbrar a un jugador al que Blatter con su caracterización ha terminado ayudando. Todos nos apiadamos de aquellos de los que se burlan.
Ahora ambos (Ronaldo y Messi) comparten el sino de tener que ver los encuentros desde la barrera. Y sólo es cuestión de tiempo que el Barcelona le de la réplica a la celebración carnavelera en el Bernabéu con otra iniciativa igual o más friki. Mientras Ribéry espera sin hacer ruído...
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