lunes, 2 de diciembre de 2013

Entrenadores, mi artículo del Dxt

Hola a todos! Os dejo mi pequeño homenaje a los entrenadores, esos héroes silenciosos que cada fin de semana luchan dos batallas, una en el campo de juego y otra contra ellos mismos y sus nervios.


Entrenadores

Los reconocerás al primer golpe de vista. Apostados en la banda de fútbol, rozando la línea de la zona técnica de la cancha de baloncesto, arrimados a la valla de hockey. Sufriendo en silencio y celebrando bajito los pequeños triunfos. Sabiendo que un partido no es más que la sucesión de muchas batallas hasta ganar la guerra. Canalizadores de emociones y sentimientos, por encima de todos, los suyos propios.

Complicada papeleta la suya que les obliga a ver el espectáculo desde la barrera, sin posibilidad de intervenir en ningún momento e irrumpir en el terreno de juego. Ni uñas ni dedos soportan la ansiedad que padecen estos héroes silenciosos, que sienten como suyas las derrotas, que cuelgan la medalla de la victoria siempre alrededor del cuello de sus jugadores. Su mérito siempre queda en un segundo plano.

Muchas veces primeras cabezas de turco, chivos espiatorios y centros perfectos de la diana para los dardos envenenados. Cuestionados muchas veces sin margen, sometidos al diario escrutinio y con una lupa enorme sobre ellos que amenaza con quemarlos cual hormigas bajo el astro rey. Amenazados por la inmediatez del día a día y la exigencia de resultados que no espera a los rezagados. Los técnicos lo saben y luchan contra los números a diario.

¿Sus armas? Sus conocimientos y, más importante aún, su capacidad para transmitirlos creando sinergias con los jugadores. ¿Sus medios? Los entrenamientos semanales con el equipo. Ese espacio de tiempo que pasan con sus pupilos, aprendiendo de ellos y enseñándoles. Horas y horas de trabajo preparando sesiones, visionando al rival, haciendo un estudio del mismo. Y al final todo se reduce a lo que dura un encuentro. Y saltan a escena los soldados mientras ellos dirigen las operaciones desde la distancia. Y sufren, y dan aliento, y se enfadan, y corren la banda, y se paran, y suspiran y miran el reloj…. Los partidos no sólo se juegan en el campo, ellos también libran su propio choque contra sí mismos.

Y llega el final de la contienda. Intercambio de impresiones entre jugadores, saludo de los técnicos, aplausos a la grada y ya enfilan el túnel de vestuarios. La derrota ha asomado su feo rostro, pero trae debajo del brazo valiosas enseñanzas. Los jugadores se van marchando uno a uno, más o menos contrariados, pero casi nadie repara en que falta el entrenador. Muchos no lo sabrán, pero como leí una vez en un maravilloso artículo sobre los preparadores, estos cargan con una mochila. Una pesada zamarra llena de dudas, de puntos positivos, de apartados a mejorar, de impresiones de sus jugadores, de lamentos por malas decisiones durante el encuentro, de reproches y autocrítica…

El partido para ellos no termina cuando se para el reloj, sigue presente varias horas en su memoria hasta que muy poco a poco esa mochila se va vaciando. Necesitan que vuelva a estar ligera y les permita continuar porque, dentro de una semana, volverán a llenarla con un nuevo duelo. Y volverán a apostarse en la valla, caminar nerviosamente por la banda o escuchar cómo les recriminan al  salir de la zona técnica. Porque libran una lucha interior, porque sufren y viven cada partido. Porque está en su ADN, porque son entrenadores.

Feliz lunes!

No hay comentarios:

Publicar un comentario