Hola a todos!
Os dejo mi artículo de esta semana en el Dxtcampeón sobre
los 20 años de la consecución del título de Copa del Rey por parte del
Deportivo,
Feliz martes!
Veinte años no son nada
Para todos aquellos niños
cuyo nuestro primer recuerdo del Deportivo es aquel fatídico penalti de Djukic,
aquellos que pasamos de la pena a la alegría cuando José Ramón levantó la Copa
del Rey arrebatada al antes villano Valencia, veinte años no son nada. Dos
décadas en las que conocimos ya al conjunto blanquiazul en Primera, al menos mi
memoria se remonta ya al equipo deportivista en la máxima categoría del fútbol
español.
Una escuadra modesta pero
con garra, el equipo de Bebeto y Donato, de Djukic, de Paco Jémez, de Fran, de
Manjarín, de Alfredo, de Claudio Barragán, de Liaño…Cuando la palabra galáctico
aún no estaba de moda, cuando los futbolistas eran noticia por su juego y no
por su vida privada, hace veinte años el Deportivo comenzaba a escribir su
etapa más gloriosa. Una época que afortunados como los de mi generación vivimos
en nuestra infancia y parte de adolescencia.
Un equipo que nos había
hecho llorar a todos con aquella pena máxima errada, resumen de lo que sería
para siempre el aficionado blanquiazul: un hincha sufridor, pero también un
seguidor que nunca se rendiría y fiel siempre a sus colores. Sólo así se
explica la marea deportivista de 35.000 gargantas que aquel 24 de junio de 1995
acompañaron a los blanquiazules. El delirio del gol de Manjarín lo vivíamos en
mi casa mientras la cámara enfocaba a mi padre en el tercer anfiteatro.
Recuerdo pegar un salto ante el televisor, y alegrarme pensando que todo
aquello estaba siendo grabado en VHS. Aún tenemos esa cinta en casa.
Recuerdo el gol de
Mijatovic, la decepción, el miedo a que la pesadilla se repitiese y el
Deportivo volviese a hincar la rodilla ante el Valencia. ¡Y cómo olvidar la
posterior tromba de agua! Tres días después, el 27 de junio, se reanudaría la
contienda, once minutos por delante. Algunos lo vieron en Madrid, mi padre vio
el resto en la tele del salón. Sin casi tiempo para ponernos nerviosos por lo
que nos esperaba llegaba el gol de Alfredo, que volaba y superaba el puño de
Zubizarreta.
Recuerdo los nervios
posteriores a la diana, las ganas de que terminase el encuentro y de poder
celebrarlo. Y por fin García-Aranda pitaba el final. Y entonces se hacía cierto
aquel dicho que había pronunciado Liaño ante los micrófonos con la Liga perdida
en Riazor hacía poco más de un año “arrieritos somos y en el camino nos
encontraremos”. Allí a los pies del Bernabéu se lo recordaban los periodistas y
el señalaba a la afición que disfrutaba en la grada del estadio blanco y decía:
“Lo importante es esto”.
Dos décadas después, y
aunque hayamos vivido la época más gloriosa del Deportivo, con una Liga,
aquella semifinal de Champions, varios subcampeonatos, muchos de nosotros, de
aquellos niños, seguimos recordando con cariño y cierta nostalgia aquel primer
título que despidió a Arsenio Iglesias, pero que presentó al Deportivo ante sus
rivales y logró su respeto. Un equipo que se ganó los corazones de muchas
aficiones, no sólo el de la suya. Esos niños que recordamos la gesta de la Copa
del Rey ya hemos crecido, pero seguimos vibrando y sufriendo como aquel día con
el conjunto blanquiazul. Porque 20 años no son nada.
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