martes, 9 de junio de 2015

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Hola a todos!

Os dejo mis artículos antiguos y pendientes de subir de Dxtcampeón.

El primero sobre el ascenso del Dépor "Corazones infartados" y el segundo sobre la carrera contra el Cáncer celebrada el pasado fin de semana.



Corazones infartados
Ser del Deportivo es saber sufrir. Es saber que hasta que pita el árbitro hay partido y hay vida. Que no importa lo difícil que sea la empresa, siempre es posible desafiar a la lógica. Lo saben los aficionados blanquiazules, que ya lloraron con aquel gol salvador de Vicente Celeiro, que lamentaron aquella Liga perdida en el último suspiro, que celebraron aquella gesta soñada iniciada por Donato, que sufrieron con los descensos ante Valencia y Real Sociedad y que disfrutaron los últimos ascensos de José Luis Oltra y Victor Fernández.
Ante el vigente campeón de Liga, en un escenario espléndido y contra todo pronóstico, David lanzaba su tercera onda para que una pequeña chinita impactase contra la cara del temido Goliat. Daba igual que el gigante hubiese golpeado con brutalidad en dos ocasiones al insensato, ser del Deportivo siempre fue más una cuestión de sentimiento, más de corazón que de cabeza. Todos sabemos que “ser de los que ganan es muy fácil”.
La determinación, el no bajar los brazos cuando todo apuntaba hacia la derrota y el descenso a los infiernos, se impuso. Cuando ya no creíamos en que era posible, Lucas mostró el camino. Ese primer certero impacto vino acompañado de una ola de confianza de un equipo hasta ese momento falto de ideas y derrotado. Nunca se pudo sentir el Deportivo más victorioso esta temporada que ante el Barcelona. Un empate que sabe a gloria, ratificado por un Salomao que ya había fantaseado en una entrevista en marcar el gol de la permanencia.
Mientras, los sufridores seguidores, con el corazón en un puño, celebramos cada tanto como si de una final de Champions se tratase. Para muchos de nosotros este empate vale más que haber dejado en semifinales al Oporto. Por lo que significa, por lo que supone para el Deportivo, para la ciudad, para los periodistas deportivos. Porque hay goles que valen ligas y goles que valen vida. Y el Deportivo sigue vivo gracias a esa diana que certifica su permanencia en Primera, que supone un desahogo para las maltrechas cuentas del club y un impulso para continuar con fuerza.
Ya vendrá el tiempo de analizar los fallos y aciertos de la directiva y su gestión, ya llegará el momento de desgranar lo bueno y malo. Ahora toca disfrutar, sonreír y paladear la permanencia que ha logrado el Deportivo. Un equipo que ha infartado los corazones de sus seguidores este fin de semana y que ha provocado masivo ataque de alegría en Coruña. ¿Y todavía hay quién se pregunta por qué somos del Deportivo?


Motivos para correr
De nuevo otro fin de semana Coruña volvió a demostrar que es solidaria. Que no importa cuál sea la causa que abandere una carrera, los corredores herculinos acuden en masa siempre que se les convoca. Y más aún cuando el fin es solidario o reivindicativo, como el que atrajo ayer a 3000 corredores al Paseo Marítimo de Riazor.
Una carrera que unía la lucha contra el Cáncer, enfermedad que a todos, en mayor o menor medida nos ha salpicado, al Día sin tabaco. Un evento que reunió a mayores y pequeños, carrera y marcha, porque lo importante no es sólo llegar sino disfrutar del trayecto.
La fiebre running de la ciudad no es una moda pasajera, cualquier día y a cualquier hora se pueden ver como los coruñeses roban horas al reloj entremedias de sus quehaceres y jornadas laborales para devorar kilómetros. Bien sea para preparar alguna de las pruebas que conforman el circuito de la ciudad o por el mero hecho de correr, lo cierto es que la ciudad respira deporte por sus cuatro costados.
Ayer no fue la excepción. Con la emotividad que supone este tipo de carreras, donde se ven reflejados los sueños que se cumplen, los que aún quedan por cumplir y las promesas hechas. Donde las camisetas llevan, además de dorsales, mensajes de aliento y ánimo para los que están o los que se fueron. Una prueba en la que familias enteras compiten y construyen recuerdos, que es de lo que al final vivimos.
Motivos cada uno de los 3000 runners tiene los suyos, guardados celosamente detrás de esa sonrisa que brota de su rostro una vez cruzan la línea de meta. Un sentimiento de ganador que comparten desde el primero hasta el último, y que engrandece más este tipo de pruebas, en las que se dejan de lado cronos y cuentas, puestos y clasificaciones, en ocasiones como ésta, todas estas cosas son secundarias.
 Porque se corre por uno mismo, pero también se hace por los demás, por los que vencieron la enfermedad o por los que la vencerán, porque todos ellos merecen que este día sea por y para ellos. Porque a veces hay tantos motivos que es imposible no correr.


Feliz martes!





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