Os dejo mis artículos antiguos y pendientes de subir de Dxtcampeón.
El primero sobre el ascenso del Dépor "Corazones infartados" y el segundo sobre la carrera contra el Cáncer celebrada el pasado fin de semana.
Corazones infartados
Ser del Deportivo es saber
sufrir. Es saber que hasta que pita el árbitro hay partido y hay vida. Que no
importa lo difícil que sea la empresa, siempre es posible desafiar a la lógica.
Lo saben los aficionados blanquiazules, que ya lloraron con aquel gol salvador
de Vicente Celeiro, que lamentaron aquella Liga perdida en el último suspiro,
que celebraron aquella gesta soñada iniciada por Donato, que sufrieron con los
descensos ante Valencia y Real Sociedad y que disfrutaron los últimos ascensos
de José Luis Oltra y Victor Fernández.
Ante el vigente campeón de Liga,
en un escenario espléndido y contra todo pronóstico, David lanzaba su tercera
onda para que una pequeña chinita impactase contra la cara del temido Goliat.
Daba igual que el gigante hubiese golpeado con brutalidad en dos ocasiones al
insensato, ser del Deportivo siempre fue más una cuestión de sentimiento, más
de corazón que de cabeza. Todos sabemos que “ser de los que ganan es muy
fácil”.
La determinación, el no bajar los
brazos cuando todo apuntaba hacia la derrota y el descenso a los infiernos, se
impuso. Cuando ya no creíamos en que era posible, Lucas mostró el camino. Ese
primer certero impacto vino acompañado de una ola de confianza de un equipo
hasta ese momento falto de ideas y derrotado. Nunca se pudo sentir el Deportivo
más victorioso esta temporada que ante el Barcelona. Un empate que sabe a
gloria, ratificado por un Salomao que ya había fantaseado en una entrevista en
marcar el gol de la permanencia.
Mientras, los sufridores
seguidores, con el corazón en un puño, celebramos cada tanto como si de una
final de Champions se tratase. Para muchos de nosotros este empate vale más que
haber dejado en semifinales al Oporto. Por lo que significa, por lo que supone
para el Deportivo, para la ciudad, para los periodistas deportivos. Porque hay
goles que valen ligas y goles que valen vida. Y el Deportivo sigue vivo gracias
a esa diana que certifica su permanencia en Primera, que supone un desahogo
para las maltrechas cuentas del club y un impulso para continuar con fuerza.
Ya vendrá el tiempo de analizar
los fallos y aciertos de la directiva y su gestión, ya llegará el momento de
desgranar lo bueno y malo. Ahora toca disfrutar, sonreír y paladear la
permanencia que ha logrado el Deportivo. Un equipo que ha infartado los
corazones de sus seguidores este fin de semana y que ha provocado masivo ataque
de alegría en Coruña. ¿Y todavía hay quién se pregunta por qué somos del
Deportivo?
Motivos para correr
De nuevo otro fin de semana
Coruña volvió a demostrar que es solidaria. Que no importa cuál sea la causa
que abandere una carrera, los corredores herculinos acuden en masa siempre que
se les convoca. Y más aún cuando el fin es solidario o reivindicativo, como el
que atrajo ayer a 3000 corredores al Paseo Marítimo de Riazor.
Una carrera que unía la lucha
contra el Cáncer, enfermedad que a todos, en mayor o menor medida nos ha
salpicado, al Día sin tabaco. Un evento que reunió a mayores y pequeños,
carrera y marcha, porque lo importante no es sólo llegar sino disfrutar del
trayecto.
La fiebre running de la ciudad no
es una moda pasajera, cualquier día y a cualquier hora se pueden ver como los
coruñeses roban horas al reloj entremedias de sus quehaceres y jornadas
laborales para devorar kilómetros. Bien sea para preparar alguna de las pruebas
que conforman el circuito de la ciudad o por el mero hecho de correr, lo cierto
es que la ciudad respira deporte por sus cuatro costados.
Ayer no fue la excepción. Con la
emotividad que supone este tipo de carreras, donde se ven reflejados los sueños
que se cumplen, los que aún quedan por cumplir y las promesas hechas. Donde las
camisetas llevan, además de dorsales, mensajes de aliento y ánimo para los que
están o los que se fueron. Una prueba en la que familias enteras compiten y
construyen recuerdos, que es de lo que al final vivimos.
Motivos cada uno de los 3000
runners tiene los suyos, guardados celosamente detrás de esa sonrisa que brota
de su rostro una vez cruzan la línea de meta. Un sentimiento de ganador que
comparten desde el primero hasta el último, y que engrandece más este tipo de
pruebas, en las que se dejan de lado cronos y cuentas, puestos y
clasificaciones, en ocasiones como ésta, todas estas cosas son secundarias.
Porque se corre por uno mismo, pero también se
hace por los demás, por los que vencieron la enfermedad o por los que la
vencerán, porque todos ellos merecen que este día sea por y para ellos. Porque
a veces hay tantos motivos que es imposible no correr.
Feliz martes!
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