lunes, 30 de marzo de 2015

Seguros deportivos, artículo de la semana pasada en @dxtcampeon

Más vale tarde pero...aquí está mi artículo de la semana pasada que por motivos de trabajo no os pude pasar antes.



Seguros deportivos
A raíz del desgraciado desenlace de una gimnasta acrobática de un club de Vigo, que sufrió la amputación de una pierna debido a una fractura de rodilla, ha vuelto a primera línea de actualidad un verdadero tema escabroso dentro de las federaciones: los seguros deportivos. Hablamos de un acuerdo que cada Federación rubrica con diferentes centros privados, cuya cuantía sube año a año, aunque las prestaciones siguen siendo ínfimas, y que obliga a los deportistas a acudir a los ambulatorios concertados para no tener que abonar por el servicio.

En el deporte amateur el porcentaje que los deportistas pagamos por el seguro federativo obligatorio es proporcionalmente mayor que lo que pagamos por la ficha, pero eso no tiene porque repercutir positivamente en la atención recibida. Por fortuna, como deportista, nunca he sufrido lesiones de gravedad, pero en alguna ocasión, como todos los jugadores de baloncesto, tuve el tan famoso esguince de tobillo. Tras conseguir una cita en un ambulatorio privado, la atención se limitó a un vendaje que, cual serpiente se iba deshaciendo a medida que caminaba. ¿Conclusión? Cita en un fisioterapeuta privado, vendaje deportivo, electrodos y cura. Y por desgracia, mi caso no es aislado.
¿Para qué pagan los deportistas un seguro deportivo si este no funciona? Si al final uno termina teniendo que buscarse las habichuelas, si suben año a año para pagar favores a determinados centros. ¿No estaremos haciendo algo mal? Si sigue sin ser primordial la seguridad del deportista y si al final por supuestas imposiciones de las aseguradoras se comete una presunta negligencia médica que repercute en una menor, ¿no ha llegado el momento de replantearse el modelo actual?

A los clubes no creo que les importase pagar incluso más si fuese necesario si se garantizase la seguridad de sus jugadores y que, en cualquier caso, éstos estuviesen respaldados por unos servicios médicos siempre de calidad.  Lo sospechoso es pagar este servicio médico cuyo único objetivo parece ser incentivar a la sanidad privada que, como en todo, cuenta con buenos profesionales y otros no tanto. El problema radica en que, paradójicamente, cada año los jugadores nos vemos obligados a adjuntar un certificado médico que, en general desde el Sergas, se niegan a firmarnos. ¿Y a donde acudimos? Al centro concertado federativo que, previo pago, certifica lo sanos que estamos y lo guapos que somos.

Y mientras tanto, nos persigue esa sensación de que el dinero se cuela por algún agujero, porque año a años los clubes amateur pagan más en arbitrajes, fichas, seguros, multas…pero nadie sabe a dónde va todo ese remanente, si termina en unas arcas federativas o acaba en determinados bolsillos.

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