Hola a todos!
Os dejo mi artículo de esta semana sobre la motivación, la importancia de tenerla para seguir hacia adelante. Una luz que los deportistas deben tener y que algunos, como David Cal, pierden. Mi humilde homenaje también a la gesta de Javier Fernández y que debería de copar más portadas
Esa luz
La motivación es esa luz que nos permite encontrar el camino a nuestras metas. Es el bastón en el que se apoyan nuestra determinación, nuestras ganas y nuestra voluntad. Nuestro guía, lo que nos empuja a continuar y no desfallecer, por muchos obstáculos o piedras que nos vayamos a encontrar en nuestro sinuoso sendero. La motivación de un campeón del Mundo como Javier Fernández, que en Shanghai superó a toda una eminencia como Yuzuru Hanyu, que ostentaba hasta ahora el cetro mundial. Javier mañana se levantará para seguir trabajando y sudando cada gota de esfuerzo, independientemente del eco mediático de su hazaña.
Motivación como la que afirma que
perdió David Cal, que se retira como el mayor medallista español de la historia
con cinco preseas, pero sin fuerzas para perseverar y culminar, quien sabe, su gesta
en Río 2016. La luz que sobraba el sábado en la Torre de Hércules la emanaban
los más de 2000 corredores de la Absoluta, que con su motivación y empeño en
culminar el milenario faro, llegaban a su base para rendirle homenaje después
de 6590 metros de esfuerzo.
Porque cuando la noche es más
oscura hace falta algo más que un buen foco para poder guiar nuestros pasos. El
deporte es, además de técnica, táctica o pericia, un estado de ánimo. Las
ganas, la motivación, las metas, los sueños, son parte de la energía que el
deportista necesita para seguir caminando. Sin ellos no importa el talento, ni
los logros conseguidos hasta ese momento. Hace falta que la maquinaría esté
engrasada para funcionar pero, por desgracia, a algunos deportistas como a
David Cal, el campeón que tocó la gloría olímpica con la punta de los dedos no
hace mucho, se les ha apagado la luz.
Y sin ese faro que los oriente en
la oscuridad, se sienten perdidos. Ya no recuerdan que los impulsó a dar ese
primer paso hacia sus sueños. Huérfanos de esa motivación que los impulsa a
seguir caminando, ahora emprenden el camino de vuelta a casa en busca de esa
luz que un día los guió en su travesía. Y vosotros, ¿la tenéis o camináis a
ciegas?
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