martes, 17 de marzo de 2015

Por la boca muere el pez, mi artículo en @dxtcampeon

Hola a todos!
Os dejo mi artículo de esta semana sobre el patinazo de Rubén Castro y el tema de la violencia contra las mujeres

Espero que os guste

Por la boca muere el pez

"No me expresé bien. Estoy en contra de la violencia en todas sus formas y en contra de cualquier manifestación que la justifique". Rubén Castro se equivocó, como lo hizo parte de la afición bética, que merecería no volver a poner un pie en un campo de fútbol ni cualquier instalación deportiva mientras profería unos cánticos que parecían salir de las cloacas del machismo más retrógrado y asqueroso.

El delantero canario, después de haber firmado su segundo hat-trick como bético, era preguntado por las susodichas arengas. En un primer momento decía no haber escuchado muy bien la letra, pero preguntado de forma más explícita por si condenaba el contenido de los mismas su respuesta sobre su opinión no podía ser más ambigüa. No le parecía mal y zanjaba el asunto con una oda a la libertad de expresión. Justificaba la violencia, en este caso contra las mujeres, el día que él llevaba una camiseta con el nombre de su madre como reconocimiento del día de la mujer trabajadora.

Todo un esperpento de declaraciones que en la era del Twitter, internet, redes sociales y smartphones prendieron como la pólvora. Comunicación del club, previsiblemente después de un pequeño tirón de orejas, grabó y colgó en su web a Rubén Castro con la respuesta ya aprendida. ¿Caso cerrado? Pepe Mel, con todo el derecho del mundo en defender a su pupilo, aseguró que el isleño “tiene muchas virtudes, pero entre ellas no está el expresarse bien. No es Jorge Valdano hablando. Se lía, no se expresa bien”.

Siento discrepar pero la pregunta que le hizo el periodista de una conocida de radio no daba lugar a confusión, no se le estaba planteando una disertación filosófica ni que hablase sobre la curvatura del círculo. Sí o no, esa era la cuestión. Rubén Castro, por desgracia, parece que más que liarse contestó efectivamente lo que pensaba. Puede que no le molestasen, puede que la libertad de expresión para él en su forma más extrema justifique cantar semejantes barbaridades en un campo de fútbol o en cualquier otro recinto deportivo.

El supuesto caso de malos tratos por el que está acusado por su ex pareja, mientras tanto, sigue pendiente de juicio. Pero la opinión pública en parte ya ha condenado el patinazo de un jugador que, en un alarde de sinceridad, decidió coger por el camino del medio. Sin eso demostrar nada sobre su culpabilidad o no en el caso, lo que está claro es que mientras siga habiendo personas que justifiquen, entiendan o no condenen este tipo de comportamientos en los campos de fútbol o en cualquier otro ámbito de la vida seguiremos a años luz de erradicar esta lacra.

Feliz miércoles! 

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