Os dejo mis últimos artículos de 2014, el primero sobre el Deportivo y el segundo sobre los propósitos de año nuevo. Yo no me hago, pero pido para mi profesión de periodista que deje de estar gobernado por personas ajenas a los medios a los que sólo les interesan los balances de resultados.
Tiempo de reflexión
Llega la Navidad y con ella el parón de las competiciones deportivas, tanto profesionales como amateur. Tiempo de reflexión, momento para que los equipos analicen su actuación hasta ese momento en el campeonato, los puntos fuertes, los débiles, las victorias que fortalecen, las derrotas que enseñan. Tiempo para tomar distancia y ver en perspectiva en qué se está fallando para revertir la situación para aquellos conjuntos que distan mucho de dar su mejor nivel y versión, momento para las escuadras que han encadenado buenas dinámicas carguen las pilas de cara al resto de sus respectivas ligas.
Época de reencuentros y buenos deseos, marketing o realidad, lo que está claro es que hay equipos a los que el parón navideño les llega en su mejor momento y puede que les lastre y a otros, como en el caso del Deportivo, les hace falta como el comer. Momento de introspección el que necesita el conjunto blanquiazul, de autocrítica y de cambio. Cambios que tienen que llegar con el nuevo año y que no implican necesariamente un baile de nuevas caras y rápidas despedidas. Modificaciones que afectan a la actitud ante los choques, a un mayor compromiso y sobre todo, a mudar una imagen global de conjunto que prosigue buscando su identidad y su definición.
¿Ofensivo? A ratos, cuando el balón pasa de mediocampo al Deportivo parece que se le enciende la luz. ¿Defensivo? No por echarse atrás el equipo lo es, el repliegue a la vista de los últimos acontecimientos a veces parece más temerario que la presión y Sidnei por ahora no tiene el don de la ubicuidad. ¿Defensa de cinco, de cuatro? ¿Un delantero, dos? ¿Medunjanin en el mediocampo o al banquillo? Demasiados interrogantes para un equipo que tiene claro que su objetivo pasa por la permanencia pero cuyo director de orquesta no acaba de dar con la siempre mentada “tecla”.
Después de un ascenso merecido, un inicio de Liga convulso desde el punto de vista extradeportivo y un período marcado por temas muy lejos del verde, donde también hay tela que cortar, el Dépor afronta el 2015 lleno de preguntas sin respuesta a las que tiene que dar réplica si quiere empezar a transitar de forma continuada por una competición en la que, de momento, ha demostrado que le queda bastante grande. No es un problema de jugadores, quitando los tres grandes y algunos invitados que intentan asomar la cabeza como el Valencia, la mayoría de equipos están a la par de figuras con el Deportivo.
El germen parece estar en la falta de espíritu e indolencia que sufre el conjunto blanquiazul en algunos partidos y que hace que los aficionados nos preguntemos en cada duelo cuál será el Deportivo que nos vamos a encontrar. ¿El que nos maravilló en aquella ya tan lejana noche ante el Valencia, el que asedia al Málaga en un partido que debió de ganar por goleada o el que se pasea sin ansia como ayer ante el Villareal? Tiempo de reflexión el que se abre ahora para que el Deportivo se autoevalúe, y afronte el segundo trimestre tratando de aprobar las asignaturas suspensas sabiendo que ya arrastra una rémora importante de cara a lo que queda de Liga.
Propósitos
Como cada año nuevo muchos nos marcamos una serie de objetivos en el calendario, como si la perspectiva de comenzar algo que todavía está impoluto nos empujase a ello, como el poder atrayente de una hoja en blanco esperando a ser escrita o un lienzo que hay que pintar. Cualquier día sería bueno para decidir pegar un golpe de timón, pero suele ser el 31 de diciembre cuando convenimos que es menester cambiar la hoja de ruta.
Todo es mejorable, en el deporte y en la vida. Centrándonos en lo primero es probable que los jugadores preferidos de tu equipo, independientemente de su disciplina, tengan preparados sus propósitos, sus deseos y anhelos para 2015. Yo desearía que otros también hiciesen sus deberes. Que los que mandan en esta profesión, y que por desgracia no son los directores de los periódicos, ni de las emisoras, ni de las televisiones, dejasen de maltratar a la ya de si maltrecha profesión de periodista deportivo.
Que su objetivo fuese restituir los ceros que quitaron en las nóminas, si es que directamente no terminaron con el salario, que pudiese existir la conciliación además del trabajo, que primasen los méritos por encima de la dedocracia y que el valor lo diesen las personas no las cuentas de resultados ni el balance anual. Que ser becario dejase de ser el parche para no contratar y que se apostase por la juventud, la buena, que la hay.
Que se priorizasen los temas de cercanía, los equipos de la ciudad, las historias sencillas y se huyese del copia y pega de los teletipos, fríos e iguales en todos los medios. Que los periodistas volviesen a ser juglares y contasen historias, que tuviesen el ánimo y el tiempo para ello y, lo más importante, que les dejasen hacerlo. Seguramente estamos pidiendo quimeras.
La realidad es bien diferente, el periodismo deportivo, en horas bajas, gotea continuamente compañeros que engrosan las listas del paro. Mientras, otros bien apoltronados, que posiblemente jamás hayan pisado una redacción, y con un buen peso de años y indemnización en caso de despido, suspiran aliviados, sabedores de que, aún siendo mediocres, serán los últimos en abandonar el barco. Ya sabéis el símil.
El periodismo que nos venden los mass media está cargado de histrionismo y gritos, de platós que parecen cortijos, de programas para la risa floja y el comentario de taberna, a mayor gloria de pedantes que parece que han inventado la rueda y que se jactan de su ignorancia. El tema de mujeres y periodismo deportivo merecería un texto aparte, reducidas la gran mayoría de ellas a florero, artículos decorativos empeñadas o curiosamente emparejadas con otros deportistas y que compatibilizan sus minutos entre periodismo, actos promociones, blogs, entrevistas y fotos en redes sociales con los churumbeles o el novio/marido en cuestión. Y nosotras ingenuas estudiando cuatro años…
Propósitos de cambio que nos hacemos, o no, cada vez que llega un 31 y la pregunta es ¿dentro de un año cuántos habremos cumplido?
Feliz 2015!!!
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