Gran razón tenía ayer Aranzubia cuando reconocía que los aficionados estaban hartos de escuchar a los jugadores hablar, con palabras llenas de hechos vacíos, promesas incumplidas... Difícil explicar lo ocurrido ayer. Muchos hablaban de esperpento, perplejidad ante la impotencia mostrada por algunos jugadores a los que se les busca o espera.
E increíble la no-salida de Domingos Paciencia, que como bien decía Xosé Antonio Fraga, periodista de la TVG, no se sabe si es un acto de cobardía u honestidad. ¿Tan mal está la nave para abandonarla antes incluso casi de que haya vuelto a zarpar? Sólo algunos pocos roedores parece que ya se han atrevido a saltar por la borda, pese a lo fría que está el agua.
Muchos ayer ya hablaban de descenso, sin paliativos. Llamadme crédula pero seguiré pensando en que es posible salvarse.Obviamente no así, no con este modus operandi, no de la forma en la que saltan al campo algunos (no hace falta que diga nombres), no autoexpulsándose como pasó con dos de los flamantes fichajes invernales.
No sé en qué falla este Deportivo (cobros o no de jugadores, no compromiso, mal sistema, decisiones erróneas del cuerpo técnico...). Puede que sea un cúmulo de todas esas cosas. Lo que está claro es que si ya no había tocado fondo en el Coliseum, lo hizo ayer ante el Granada.
Confío en que haya caído de pie. Tengo fe aún en el Dépor, como también la tuve el año que descendió (gran visión la mía), me niego a fustigarme de aquí a Mayo. No me pondré la tirita antes de la herida y espero que, por su bien, los blanquiazules no lo hagan. Fracasar es no intentarlo
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