viernes, 14 de marzo de 2014

Artículos DXT

Hola a todos!

Os adjunto mis últimos dos artículos del Dxtcampeón, siento la falta de actualización, fueron semanas intensas.


Respeto
No tuvieron mucho los dirigentes del Mallorca con José Luis Oltra en lo referente a su destitución. Tras confirmarse su despido verbal y anunciarse su sustituto,  Lluís Carreras, y cancelado el entrenamiento del martes, todo dio un giro digno del mayor guión hollywoodiense. Mientras el agente de Carreras esperaba acontecimientos, ya se sabe que las cosas de Palacio van despacio, la sesión de trabajo finalmente se confirmaba, y con el entrenador valeciano todavía a los mandos.
Complicado imaginar los sentimientos encontrados de un preparador con ya los dos pies fuera del club bermellón y que seguía al frente de una plantilla a la que probablemente unas horas después diría adiós. Oltra comentó después en un conocido programa radiofónico que le habían recomendado sus asesores seguir entrenando y no ausentarse del puesto de trabajo que, en cierto modo, seguía teniendo. No obstante, la profesionalidad del entrenador contrasta con la chapuza orquestada por Serra Ferrer y compañía. Y es que hasta para despedir hay que ser elegante en esta vida.
Al margen de los malos números, 9 victorias, 9 derrotas y el mismo número de empates, a Oltra parece haberle tocado la china en lo que respecta a la salida de los clubes. Con el Deportivo tuvo que adelantar en un día su regreso de las vacaciones de Navidad para recibir la carta de despido de la mano de Augusto César Lendoiro. Literalmente no se comió las uvas, aunque por un día. El ya expresidente era tasador incluso en eso.
No hay que remontarse a campañas pasadas para comprobar que la falta de respeto hacia los entrenadores es una constante en el deporte rey, que parece tener especial predilección en poner la espada de Dámocles encima de los técnicos. Bochornoso el escrutinio al que se sometió a Djukic, con Franciso Pérez Rufete escudriñando todos los movimientos del serbio durante una sesión de trabajo. Amadeo Salvo lo había ratificado en el cargo, lo que en lenguaje futbolístico quiere decir que estaba ya prácticamente fuera del conjunto ché. Djukic ya es historia en el Valencia y algunos como Mathieu dicen que ahora sí tienen “un equipo de verdad”. Un pulla más para el entrenador, para que la meta en su mochila, aunque algunos deben de pensar que las espaldas de los técnicos pueden con lo que les echen.
Todos pueden opinar sobre su cometido: jugadores, dirigentes del club, periodistas, tertulianos, aficionados. Cuando ganan lo hace el equipo, cuando pierden es por culpa de su mala dirección, que puede ser, pero… ¿no deberían repartirse de otra forma los méritos? Salen a sala de prensa a dar explicaciones de por qué han tomado una decisión y no otra, de por qué han empleado ese planteamiento técnico, de por qué no han traído el polo de la buena suerte. Bueno, esa pregunta no. ¡Al tiempo!
A veces creo que los periodistas somos un poco atrevidos con nuestras preguntas. Personalmente no tengo el título de entrenadora como para debatir posicionamientos de jugadores en el campo o el porqué de un cambio. Y poniéndome en el lugar de los técnicos, sería como si ellos me inquiriesen sobre el porqué de un titular o unas comillas, cosa que dicha sea de paso, nunca me ha ocurrido. La presión que soportan puede que les vaya en el sueldo, pero hay algo que no tiene precio y es el respeto que merecen, independientemente de que guste o no el técnico. Y de eso últimamente el fútbol español no va precisamente sobrado. 



Padres y deporte
Complicado binomio el de los progenitores con el deporte, más concretamente con el que practican sus hijos. Porque no hay nada más común que ver en la banda a aspirantes de entrenadores dando lecciones a sus hijos mientras su propio técnico hace lo propio desde la banda. Son una especie que impone un nivel de exigencia a su prole más propia del deporte profesional que de una actividad que a fin de cuentas es de formación, y sobre todo, que busca que el chaval se divierta.
Por desgracia, algunos deciden coger el camino de en medio. Este fin de semana una localidad coruñesa fue tristemente colocada en el mapa debido a un incidente de índole racista durante un encuentro de benjamines, niños menores de diez años para ponernos en situación. Un aficionado profirió comentarios sobre el color de piel de uno de los jugadores con la consiguiente posterior multa para el equipo visitante, del que al parecer era seguidor. Nunca fui testigo de algo así, pero sí que he vivido desde dentro el fútbol base y no se escuchan precisamente lindezas en las gradas. Confrontación con la hinchada rival, con el árbitro, con el entrenador porque no saca a mi hijo, con los jugadores del equipo contrario por las faltas… El caso es quedarse a gusto. Algunos deberían convalidar la presencia de encuentros con la terapia con el psicoanalista. Dudo que queden más a gusto que después de estar sentados en el diván.
Son esos mismos abnegados padres a los que luego les sobreviene la pereza y un domingo por la mañana deciden dejar tirado al equipo en el que milita su hijo, muchas veces poniéndolo de excusa. “Es que está cansado, le duelen los pies, le pesan las zapatillas (verídico)” y demás retahíla de motivos a cada cual más imaginativo de los progenitores. Se olvidan de que su hijo no juega a un deporte individual, sino que forma parte de un grupo y que su ausencia repercute en todo el equipo.
Curiosamente son muchas veces esos mismos padres y madres los que luego protestan por lo poco que juega, por los planteamientos del técnico o por cualquier cosa digna de ser comentada, y mejor si es haciéndose notar y a gritos. Padres que ven en sus hijos la realización de sus sueños no cumplidos, que vuelcan sus frustraciones en la espalda de los entrenadores, que bien pueden con sus improperios, y que al final pierden de vista la perspectiva del deporte como aprendizaje y educación en valores.
Quizá todo se resuma en las premisas de la psicóloga Patricia Ramírez “Tú no eres el entrenador”: Recuerda porqué tu hijo hace deporte, no des directrices, da apoyo, deja que decida, no presiones ni des gritos, no hables mal de sus compañeros, no desacredites al entrenador y ANIMA SIEMPRE, independientemente del resultado.






Un saludo!!!

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