Hola a todos!
Ha sido una semana de mucho trabajo y por ello os pido disculpas por el retraso en mis dos últimos post. Aquí os dejo el de este domingo dedicado al Deportivo y la importancia de aprender. Espero que os guste.
Viejos fantasmas
Es inevitable que viejos fantasmas asalten a la sufrida parroquia deportivista tras el pobre bagaje de inicio de temporada, cuatro puntos en las primeras siete jornadas, tibieza defensiva o, si queremos ser francos, coladera atrás. Imposible no acordarse de los dos últimos descensos, de las malas sensaciones que los supervivientes que quedan, como afirmaba Manuel Pablo esta semana, advierten. Siete días complicados para el Deportivo y el deportivismo después del fiasco en Sevilla, donde se vio un conjunto desdibujado, caricatura de sí mismo y, por momentos, incapaz. Un equipo que necesitaba como el comer haber competido este fin de semana, pero que ha tenido que enterrar sus demonios a base de entrenamientos, trabajo y un mantra que ya todos los aficionados conocemos y reconocemos: “No volverá a pasar”.
Muchos han salido esta semana a entonar el mea culpa, hemos asistido a un desfile de jugadores, directivos y hasta entrenador, analizando motivos, proponiendo soluciones, dando recetas…Muchas palabras, pero por ahora pocos hechos. Difícil demostrar algo sin jornada este fin de semana, complicado saber si realmente los jugadores han interiorizado el mensaje que desde fuera se ha lanzado por activa y por pasiva.
Mientras tanto, planean viejos miedos. Y no será porque los aficionados blanquiazules desconozcan lo que es esto de sufrir por el equipo. Ellos más que ninguna otra hinchada han estado a las duras y a las maduras, y no han dejado nunca de alentar al Deportivo. Pero el equipo ascensor, que como en épocas pasadas vuelve a ser el conjunto blanquiazul, le debe a sus seguidores una campaña tranquila. O al menos un final menos taquicárdico. No es lo que augura Víctor Fernández, que ha marcado una hoja de ruta marcada por los altibajos y el “esto es lo que hay”. La afición siempre va a estar ahí pero la paciencia es finita.
Sin un equipo que muerda, que apriete los dientes, que corra más para paliar lo que tiene de menos, solidario, que funcione como un todo, que olvide las individualidades volverán a aparecer esos viejos fantasmas. Esos que retrotraen a los partidos ante Valencia y Real Sociedad, esos que hacen olvidar los ascensos y la alegría, esos que atenazan e impiden reaccionar. Del Deportivo depende echarlos o sufrirlos como el señor Scrooge en Cuento de Navidad y al despertarse descubrir que, a diferencia de la historia, nada fue un sueño. Aún hay tiempo, pero es momento de reaccionar.
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