Hola todos!
Os dejo mi artículo de esta semana sobre el problema de fallar, cuando casi siempre eres infalible. A ver si adivináis de quién hablo...
Mal día
No importa lo bien que hagas las cosas ni lo que cumplas en tu trabajo. Puedes ser diligente, rápido, eficaz, perfeccionista y prácticamente infalible. Ser puntilloso, cuidadoso, realizar tu cometido sin rechistar, sin grandes alardes y de forma profesional. Puedes ser todo eso y más, y se dará por hecho. ¿Y si fallo? ¿Y si cometo un error? ¿Y si me equivoco? Prepárate entonces para que caiga sobre ti todo el peso de la ley, para que salgan de su cueva los que estaban deseando hincarte el diente, agazapados con tus victorias, menguando ante tus logros. Ahora los verás relamiéndose, vertiendo sobre ti toda su inquina reservada para este día: el día en el que fallaste.
Sin poner en tela de juicio que estos puedan y tengan argumentos con bases sólidas, notarás que muchas veces van a recurrir a la falacia para justificar tus errores. Que si has jugado poco este año, aunque en las dos competiciones en las que has participado (Liga y Champions) hayas levantado sendas copas, que si ya no eres el mismo, que si otros merecían más que tú defender la portería en este Mundial. ¿Ves? Es totalmente testimonial lo que hayas conseguido hasta este momento, porque lo que va a contar es la mancha en tu expediente.
Será ahora cuando algunos se suban al carro de la descalificación barata, los mismos que siempre te dicen por la carretera que había que ir cuando se rompe el carro. A esos que sabían que iba a pasar les invito a que la próxima vez avisen con tiempo para que nos podamos adelantar a los acontecimientos. Y de paso que sellen una quiniela y cumplan sus sueños. También saldrán ahora los que vean injustificado tu sueldo a tenor de tu trabajo. Unas cantidades desmesuradas, pero que en tiempos de bonanza nadie cuestionaba. Todos hemos contribuido al final a que el fútbol sea cada vez más negocio y menos deporte.
Visto lo visto, te recomiendo que intentes no volver a tener un mal día. Demuestra el superhombre que eres, porque está claro que vosotros estáis hechos de otra pasta. Ni respiráis nuestro mismo aire, ni sentís y padecéis igual. Porque ahora ya sabes lo que se siente, las ganas que hay de ponerte en la diana y hacer tiro. Ganas de volcar nuestras frustraciones en tu persona y de olvidar todo lo bueno que has hecho y sustituirlo por lo malo, algo que a nosotros nos encanta que nos hagan en nuestra vida.
Pero no está todo perdido. Tienes una oportunidad de redención. Puedes subsanar tu error. Lo único que tienes que hacer es no fallar el próximo partido, ni el siguiente, ni el siguiente, ni… Sabiendo que bajo el arco estarás sólo y, aunque el resto de los jugadores se equivoquen, serás tú el señalado. En tus manos está volver a meter en su cueva a los deseosos de hacer sangre con tus fallos, el volver a ser héroe, ahora que para muchos eres villano y causa de todos los males. Para nosotros el error no es el camino al aprendizaje, eso es cosa de mediocres, se aprende haciendo las cosas bien, y punto. Para desterrar la imperfección inherente que padecemos todos, sin excepción, la receta es sencilla: deja de ser humano y nunca más volverás a tener un mal día.
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