Careciendo como carece el triatlón del glamour y el señorío del deporte patrio, que ya llena y colma nuestras vidas semana y fin de semana non stop (con permiso de motos, formulas unos y el Eurobasket) no es de extrañar que el gallego nacido en Basilea y que ha conseguido su tercer cetro Mundial no ocupe la primera plana de los diarios deportivos.
Donde va a parar en importancia y notoriedad la renovación del futbolista, modelo, marca, hortera de CR7, que ocupa hojas y hojas interiores, además de la portada de los principales periódicos ¿deportivos?. Por que es noticia que este señor va a ser el mejor pagado, que va a ganar al año una cantidad sonrojante, como lo es todo lo que rodea al fútbol de primer nivel.
Los mismos medios de comunicación que cuando finaliza el ciclo olímpico y llegan los Juegos se llenan la boca con los éxitos del triatleta ferrolano, que le dedican portadas y páginas. Olvidan que el deporte es una carrera de fondo y que años antes de las medallas olímpicas, hay otros éxitos. ¿Pero cómo van a poder valorar la gesta del ferrolano y plasmarla si seguramente ni vieron su increíble sprint a meta?
En el mismo escenario en el que hace un año conseguía la plata, en esta ocasión ganaba la partida en la casa de los hermanos ingleses, intratables en su terreno. Ni la climatología ni las continuas instrucciones entre ambos, con comunicaciones incluidas en la carrera a pie de Alistair a Jonathan, con el que Javi se jugó la última carta. Un auténtico as en la manga del gallego, un mazazo en el corazón de los londinenses que ya cantaban una victoria patria.
Un gigante que, como Rafa Nadal, cimenta sus triunfos en sacrificio y que, en voz baja pero con paso firme y seguro, sigue haciendo historia, aunque a muchos no les interese recordarlo. Aunque sí pensaron tener derecho a criticar aquel flato que sufrió en Pekín, o pasaron de puntillas por las trabas de un CSD que ahora lo colma de homenajes.
Pero nada de esto importa, porque todos sabemos que hoy en la actualidad deportiva había cosas más importantes de las que hablar. ¿No?
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