Os dejo mi artículo de esta semana sobre uno de los temas más comentados en este verano, la salida de Iker Casillas del Real Madrid.
¿Héroe o villano?
La salida de Iker Casillas ha sido el culebrón del verano. Idas y venidas de acuerdos y contracuerdos a ninguna parte, en la que ambos contendientes se asestaban golpes a diestro y siniestro. Y mientras, periodistas y aficionados se apostaban alrededor del cuadrilátero y tomaban partida mientras que se sucedían los asaltos.
Había que posicionarse de uno de los dos lados, o del Madrid o del guardameta. ¿Héroe o villano? La escisión viene de atrás, de la época de José Mourinho, el primero que se atrevió a llevar al banquillo al arquero blanco y de la selección, indiscutible e incuestionable. A sabiendas o no, el luso comenzó a alimentar un cisma entre el portero y sus seguidores, entre defensores de Casillas y acólitos de Mourinho. No podías querer a uno sin odiar al otro.
El sábado día 11 se cumplieron cinco años de que el otrora sonriente Iker levantase la Copa de campeones del Mundo en Sudáfrica. Hoy su realidad es muy distinta. Los que entonces contuvieron la respiración con su parada ante Robben ahora le echan a los leones sin piedad. En una historia siempre hay dos versiones, pero en mi opinión interesadamente se está queriendo vender sólo una.
Sólo hay que pasarse por las redes sociales para comprobar como el portero de Móstoles es día sí día también Trending Topic, aunque no siempre se le dediquen los tuits más cariñosos. El caso es que después de toda una vida en la entidad blanca, desde prebenjamines, y de haber ganado todo con el Madrid (cinco Ligas, cuatro SuperCopas, dos Copas del Rey, y tres Champions son sólo algunos de los logros en su palmarés) todo parece indicar que se marchará por la puerta de atrás.
Igual que entró, ahora se irá de nuevo sin hacer ruido. Sólo le acompaña el altavoz mediático, aquel que no le perdona que no se aliase con Mourinho, aquel que a día de hoy le sigue acusando de haber sido el “topo” de un vestuario roto por los aires de grandeza de un técnico que chocaban frontalmente con el ego de pesos pesados como Cristiano Ronaldo o Pepe.
Es tal el caos que reina en la capital que hasta el viernes cientos de aficionados se congregaron a las puertas del Bernabéu esperando por un acto homenaje de despedida que nunca se celebraría. Algunos para despedirlo como, opino, se merece. Otros para acusarle de querer cobrar lo que es suyo. Al César lo que es del César. Y por desgracia, mientras escribo estas líneas me doy cuenta de que este runrún me ha impedido hasta acordarme de la hazaña de Garbiñe Muguruza en Wimbledon disputándole la final a Serena, o el bronce de Ainhoa Murúa en el Campeonato de Europa de Triatlón.
Y todo por culpa del villano de Iker, que me ha obligado con su indecisión y sus ganas de enredar a tener que rellenar un folio contando la que fue la última vuelta de tuerca de su historia de desamor con el Madrid, que ahora toca a su fin. ¿Héroe o villano?
Feliz martes!
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