lunes, 9 de febrero de 2015

Castigado sin entrenar, mi artículo en el @dxtcampeon

Hola a todos!

Os dejo mi artículo de esta semana en Dxtcampeón sobre la importancia del compromiso en los equipos y aquella terrible frase que algunos padres usan cuando quieren reprender a sus hijos...

Espero que os guste

Feliz lunes!!

Castigado sin entrenar

Frase común entre padres con hijos estudiantes, que buscan en esa amenaza materializada conseguir algo a cambio o castigar un hecho punible, generalmente unas malas notas. Escuchada hasta la saciedad igual que aquella que reza “fulanito no puede ir al partido, entreno etc…porque tiene que estudiar”. Es cierto que el 99,9% de esos jugadores no llegarán a ser profesionales, pero creo que muchas veces se ignora el daño que hace esa frase. Va en contra para empezar de la idea de equipo, de colectivo, de pensar antes en el grupo que en el yo como individuo.

Los progenitores que privan a sus hijos de un entrenamiento o de un partido impiden que mejore no sólo su propio hijo sino el equipo en sí mismo. Cada día de entreno es una oportunidad para dar un paso adelante, para cohesionar al grupo. Teniendo en cuenta que en categorías amateur y de formación los entrenamientos no suelen exceder la hora y media, ¿realmente supone eso un hándicap a la hora de afrontar un examen? Todo se reduce a una mera cuestión organizativa. Miles de estudios han demostrado que aquellos jóvenes que practican deporte suelen tener mayor rendimiento académico, aprovechan mejor su tiempo, enferman menos y, en la mayoría de los casos, son más felices.

Castigar a un niño con no entrenar o no ir a un partido es abrir el camino de la excusa perfecta de aquellos, aunque haya, como siempre, excepciones, que un día no les apetece ir a un entrenamiento o a un partido. “Es que tengo mucho que estudiar, tengo un examen muy difícil, no puedo perder toda la tarde”. Es curioso que alguien se refiere a perder el tiempo cuando hace algo que le gusta, para lo que se ha comprometido y que practica sin ningún tipo de obligación. En ese caso, ¿tenemos que concluir que la gente que sí va a ese encuentro o a ese entrenamiento está perdiendo el tiempo?

Es el pensamiento individual frente al colectivo, muy comprensible si eres jugador de tenis, pero difícil de entender si formas parte de un equipo. La vida es cuestión de prioridades y anteponer las propias a las del grupo es totalmente lógico en la sociedad egoísta en la que vivimos, pero fuera de las reglas de juego de lo que implica formar parte de un conjunto. Grupo formado por compañeros que, seguro que también tenían cosas que hacer el fin de semana, pero que terminan antes sus obligaciones, se recogen temprano un sábado por la noche o postergan planes porque saben que, y los calendarios salen con mucha antelación, tienen partido. Y cada uno de ellos como integrantes del equipo cuenta.

Pero siempre habrá aquellos que decidan que ir a entrenar o un encuentro es una mera cuestión de apetencia y encuentren en el “tengo que estudiar” el argumento irrefutable que no deje margen a réplica. ¿Quién va a osar cuestionar la excelencia académica de un compañero? Sobre todo teniendo en cuenta que no existen casos de deportistas profesionales que hayan podido compatibilizar ambas cosas, deporte y estudios, binomio imposible.

Y mientras algunos deciden no perder su maravillosa tarde de fin de semana, entregados al noble hábito del estudio, sin duda la semana es corta para haberse molestado en empezar antes, otros muchos como cada fin de semana deciden el camino de la rebeldía y anteponen una hora y media de su vida, qué terrible, a competir, a ayudar a sus compañeros y a hacer piña en un claro ejercicio de irresponsabilidad. 

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