Con los ecos del Balón de Oro resonando como el SUUUUUUH de Ronaldo os dejo mi artículo de esta semana en el Dxtcampeón sobre Messi y su poder, que por más que él diga que no, ostenta y hace uso de él. Perdonad la errata en los puntos en la edición impresa que separan a blancos y blaugranas, ya que eran cuatro cuando escribí el artículo, anterior a la victoria de los de Lucho ante el Atlético, ya que ahora la distancia es sólo de tres.
Feliz lunes!
El pequeño dictador
Las aguas revueltas últimamente en Can Barça, pese a que sólo están a 3 puntos del líder, tienen su origen en un nombre y un apellido: Lionel Messi. El argentino, de incontestable calidad sobre el verde, ha resultado ser bastante menos elegante cuando abandona el terreno de juego y, aunque agazapado siempre en las sombras, ha conseguido con sus pequeños y medidos órdagos adelantar unas elecciones y poner en tela de juicio la figura de Luis Enrique.
Los caprichos de la estrella evidencian que estamos ante una persona que solo es feliz cuando consigue lo que quiere y que, en caso contrario, es capaz de sabotear hasta a su propio equipo. No le gustó tener que volver de vacaciones de Navidad, no le apeteció alegando una tan socorrida gastroenteritis ir a la jornada de puertas abiertas de Reyes y por supuesto tampoco ser suplente ante la Real Sociedad. Y en este último punto, lo demostró saltando al campo sin ansia y deambulando sin apenas oponer resistencia ante los txuri urdin.
Su seguimiento a la cuenta de Instagram del Chelsea y de algunos de sus jugadores ha provocado un auténtico maremoto especulativo, mientras que Lucho niega la mayor. No importan las evidencias, las noticias que día a día parecen confirmar la tensa relación que une a un técnico, que se autodenominó en su presentación como el “líder” de su grupo y aquel que se considera por ser quién es como tal. Y así ha ejercido los últimos años sobre el césped, dedicándose a señalar a aquellos que le podían hacer sombra (llámese Ibrahimovic, llámese Villa) y controlando los tiempos hasta de sus renovaciones y aumentos salariales.
Y todas sus acciones, y las que no sabremos, las ha hecho de forma oculta, sin hacerse notar, de manera sibilina. Cuanto más peligrosas son las aguas mansas, que nunca saben cuándo traerán el tsunami. Sin hacer ruido ha ido socavando la autoridad de su técnico y colocando al club en una comprometida situación. La creación azulgrana ha crecido y amenaza ahora con devorar a su propio padre.
Sin pretender romper una lanza a favor de este pequeño dictador, hay que reconocer que gran parte de la culpa la tiene el Barça, por permitir que Messi ostente semejante poder de decisión. El club, y más uno como el Barcelona, está por encima de cualquier entrenador, presidente y, por supuesto jugador. Aunque el pequeño dictador se llame Lionel Messi y coleccione balones de oro.
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