Os dejo mi artículo de esta semana en Dxtcampeón
Los banquillos envejecen
Luis Enrique deja el Barcelona y rápidamente salen reportajes no solo de sus gestas con el conjunto azulgrana (que puede firmar una nueva temporada de triplete) sino de cómo le ha envejecido sentarse en el banquillo de Can Barça. El exfutbolista llegó para dirigir al equipo culé en mayo de 2014 y casi tres años después dirá adiós. “Necesito descansar”, dijo tras anunciarlo.
No le faltaba seguro razón ya que, como en su momento Pep Guardiola, hacerse cargo del Barça físicamente le ha pasado factura. No sabemos lo que habrá tenido que “sufrir” (bendito sufrimiento el hacer algo que te gusta y por lo que te pagan dirigiendo a uno de los mejores equipos del mundo) por dentro, pero por fuera quedan las muestras de los nervios, la presión y todo lo que supone el banquillo azulgrana.
Solo es un ejemplo más de otros muchos que hemos visto a lo largo de los años como Simeone, Mourinho o incluso el propio Zidane, que no ha necesitado ni una temporada para notar el peso que supone ser técnico del Real Madrid. Una presión que como jugador seguramente no llegó nunca a imaginar ni a padecer. Porque los entrenadores no dejan de serlo cuando finaliza el entrenamiento ni el partido. En el primer caso porque el trabajo continúa en el despacho, hablando con su cuerpo técnico, viendo vídeos…La desconexión muchas veces no llega en casa y cualquier momento es bueno para darle una vuelta a algo. Tampoco termina el choque cuando el trencilla pita el final para los técnicos. Se gane o se pierda hay mucho que analizar. Vídeos de nuevo, charlas con los jugadores, entonar el mea culpa, dudar de decisiones que se pudieron tomar y no se tomaron o de las que se tomaron y pudieron perjudicar…Un crisol de sentimientos y de pensamientos que contribuyen a hacer mella.
Ningún entrenador sale indemne de un banquillo. Para bien o para mal, en las victorias y en las derrotas, en las temporadas buenas y en las malas. Solo así se explica que, logrando seguir entrando en la historia del fútbol y al frente de un equipo creado para ser campeón, Luis Enrique entone el “aquí me bajo”. Hasta en la gloria hay sombras. Hasta los mejores necesitan un respiro. Quizá solo sea vivir un poco más despacio o pararse antes de dar el siguiente paso. Pero, pese a todo, cuando llevan tiempo sin ejercer (sea voluntario o no) saben que volverá picarles el gusanillo. Y muchos de ellos regresan al ruedo porque, en el fondo, la vocación va por dentro.
Feliz lunes!
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